Las imágenes de una tanqueta intentando irrumpir en el palacio presidencial de Bolivia dieron la vuelta al mundo. De alguna forma, Latinoamérica ya se había “desacostumbrado” a que por medio de asonadas militares se quisiera derrocar a un presidente democráticamente electo. Fue el caso de ayer del mandatario, Luis Arce.
Casi que de inmediato, Arce procedió a destituir al comandante de las fuerzas militares, Juan José Zúñiga, quien ingresó por unos instantes a la sede de Gobierno, para luego ser arrestado. Momentos antes, el expresidente Evo Morales, con claras intenciones de regresar al poder, había denunciado el intento golpista.
De momento, todo quedó en eso: en un intento. Para Carlos Murillo, académico de la Escuela de Relaciones Internacionales, lo que ocurre actualmente en Bolivia es una coyuntura particular, con un “trasfondo confuso”, donde se habla incluso de una especie de “autogolpe”, para fortalecer la imagen del presidente Luis Arce.
“El clima político y social ha estado muy enrarecido en los últimos días en este país suramericano. Desde el siglo pasado no se habían visto golpes militares para derrocar gobiernos en América Latina, además, esto ocurre en una coyuntura muy particular donde se habla de esa intención de autogolpe para empoderar al mandatario frente a su principal rival político Evo Morales, y ante una oposición muy fragmentada.
Ese fortalecimiento se vio reflejado en los mensajes que difundieron mandatarios como Gabriel Boric, de Chile; Andrés Manuel López Obrador, en México y la exmandataria costarricense Laura Chinchilla, entre otras personalidades políticas, apoyando a Arce y a su gabinete ante la tensión social que se vivió ayer.
Perspectivas
La situación abre un frente de análisis ante el hecho de que en Bolivia habrá elecciones presidenciales en el 2025. Evo Morales, quien gobernó entre el 2006 y el 2019 ha manifestado su interés en postularse, a pesar de que pesa contra él una sentencia que lo inhabilita de ejercer cargos públicos.
Frente a él, se encuentra Arce, quien no ha manifestado aún públicamente algún interés en reelegirse al cargo aún, algo que tampoco puede descartarse.
En el corto plazo, Carlos Murillo considera que se puede esperar un aumento de las medidas represivas y autoritarias por parte del mandatario boliviano. “Hay que esperar la evolución del tema en los próximos días para ver si realmente fue un movimiento del órgano militar o fue una estrategia para fortalecer la imagen del presidente Luis Arce.
Para el experto, esta situación refuerza la tendencia de gobiernos autoritarios y populistas en América Latina, que se enfrentan a una creciente insatisfacción de la ciudadanía ante el incumplimiento de las mejoras en las condiciones de vida prometidas.
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